sábado, 13 de octubre de 2007

Crónica de una gran noche

Os dije que haría un artículo sobre el concierto del día 12, y aquí está.

Llegué el Estadio a eso de las 6, para coger buen sitio en la zona preferente. A la entrada te daban colgantes y panfletos sobre el concierto y con códigos para el concurso de Ambar.

Los primeros problemas llegaron (como no), por parte del Estadio, cuando sólo había abiertos unos pocos baños con colas interminables de personas. Por otro lado, bastantes puestos de bebidas y camareros suficientes; por desgracia en el puesto de bocatas no quedaba lomo con queso.

Mención especial a los "hombres cerveza", esos curiosos personajes con grandes mochilas a la espalda donde llevaban cerveza y un banderín para distinguirlos, que iban recorriendo el Estadio vendiendo litros y vasos de cerveza.



Iberia Sumergida

El concierto comenzó con puntualidad, no creó que fuesen más de las 21:15. Las canciones interpretadas las mismas que en anteriores conciertos excepto porque cantaron Agosto y Fuente Esperanza en vez de Bendecida y Flor Venenosa

A eso de la novena o décima canción (no estoy seguro), Bunbury pidió un descanso de cinco minutos pues llevaba la garganta fastidiada, cosa que se le notó a lo largo de todo el concierto, aunque en poco más de 4 minutos estaban otra vez sobre el escenario.



Extracto de La Carta

A golpe de inhalador (supongo que para el asma) entre canción y canción, Bunbury siguió dando todo de sí durante el resto del concierto. Aunque, si hay alguien de los que se encontraban en ese escenario que se merezca más un agradecimiento, es Gonzalo Valdivia, que era al que más entregado e ilusionado por estar ahí se le veía de los cinco componentes.

La Chispa Adecuada fue acompañada por luces de móviles encendidos y acabó con una explosión de papelitos plateados. Iberia Sumergida, por una antorchas que soltaban llamaradas y la última, En los Brazos de la Fiebre, por un foco que sujetaba Bunbury, y que después de enfocar a Juan Valdivia, fue enfocando al resto del Estadio.

El final fue acompañado por una corta pero intensa traca de fuegos artificiales, y otra vez, como no, problemas a la salida gracias a este "gran" estadio que es la Romareda, Alguna tubería se debió reventar, lo que hizo que se inundara una de las salidas, obligando a salir a todo el mundo en dos filas de a uno.

No puedo acabar el artículo sin antes agradecer a mi gran amigo Alex, que me consiguiera la entrada para disfrutar este concierto irrepetible. A disfrutar de lo que queda de fiestas.




Extracto de Entre Dos Tierras

1 comentario:

Blanca dijo...

Veo que lo pasaste bien, me alegro.
Bunbury tiene un estilo muy especial, a mí también me gusta.