Con los brazos de la fiebre

Con esta gran canción acabó la gira de Héroes del Silencio en Cheste. Por delante de ese día quedó una gran paella en La Marcelina (en el puerto de Valencia) y unas cuantas horas de espera hasta que comenzó el concierto.

Llegamos al circuito Ricardo Tormo a eso de las 5 de la tarde, para entrar había que dar una gran rodeo y una vez allí, primer fallo de la organización; media docena de magdalenas y croissants no se podían meter al recinto, eso sí, botellas de cristal de alcohol no había ningún problema. Que alguien me lo explique.

Una vez dentro, muchos puestos de comida y bebida, además de un par de tiendas con banderas, camisetas de todo tipo y los consabidos puestos de merchandising oficial de la gir; mismos precios que en Zaragoza. Como anécdota se echaron de menos los hombres cerveza (creo que los llamé así en el otro artículo).

A partir de entonces nos quedaban por delante 4 horas de cansada espera, pero que al final mereció la pena. El repertorio estuvo compuesto por todas las canciones de la gira (27, si no me equivoco) con una voz por parte de Bunbury mucho mejor a la que tenía en Zaragoza por culpa de su enfriamiento.

Acabado el concierto vino el siguiente problema: 85000 (sí, sí, 85000, ni 850 ni 8500) personas saliendo a la vez con sus coches; resultado: dos horas para salir a la carretera principal, de las cuales casi una hora para salir sólo de la plaza de aparcamiento.

Nada más que decir de la que seguro fue la despedida de los Héroes para siempre. Agradecer al señor borracho de detrás mío el momento cómico, después de pegarse tirado en el suelo 2 horas y pico de concierto, se levantó en el último descanso para cantar cuando todo el mundo estaba en silencio: CHIQUITITA DIME PORQUEEEEÉ; en fin, de todo tiene que haber en el mundo.

No he encontrado ningún video medianamente decente del concierto, así que os remito a los enlaces del comentario de Manuel en el anterior artículo. A disfrutar de la semana.